El termino MAKTUB viene del árabe y quiere decir "está escrito". Siempre he dicho que no creo en el destino escrito, que cada uno va eligiendo caminos y marcando el suyo. Pero poco a poco voy estando menos segura de lo que pienso. En este viaje, y en esta última temporada, he vivido muchímas situaciones que de no ser por ser tan escéptica creería que son parte de ese destino, del libro, que el supuesto escritor o escritora es el que me ha puesto en ese lugar, en ese mismo momento, para que ocurra eso mismo. Pero bueno sea cierto o no... Bendita casualidad, destino, llamemoslo X, que ha hecho que hace ya dos años tras intentar más asociaciones de voluntariado, la que aceptara que una menor participara fuera aquella que me llevo a Hassilabied. Al sitio donde lo he encontrado todo y me he encontrado a mi misma. Donde he aprendido casi tanto como todo lo que he desaprendido. Donde he sentido la mayor libertad posible. Donde he tenido la oportunidad de poder sumergirme de lleno en la auténtica cultura beréber como una más. Bendita casualidad la de conocer en la otra punta del mundo a personas que hoy en día son completamente necesarias para mi. Dicen que todas las personas con las que te encuentras tienen un propósito en tu vida. Algunos pasan por ella, te prueban, te utilizan o te enseñan. Están quienes te sacan una sonrisa y otros que te la quitan. Pero los mejores son aquellos que sacan lo mejor de ti. Y esos son los que merecen seguir a tu lado, caminar a tu lado compartiendo cada segundo de tu felicidad, de su felicidad. Y gracias a la casualidad o causalidad he encontrado a gente que entiende mi locura y encima la comparte, gente de la que aprendo y disfruto. Gente que me aporta y que me hace crecer como persona. Gente que sin quererlo me ha cambiado, me ha permitido valorarme por quien soy. Gente que me ha hecho ver que mi vida no es la que la sociedad me marca si no la que yo quiero vivir. Gente que me ha enseñado que la felicidad no depende de lo que tengo sino de a quién tengo. Gente que me ha regalado sonrisas, miradas, abrazos, llantos de despedida... Y, sobre todo, gente que me ha demostrado que en un día se puede querer tanto como en una vida. Y todo esto, porque aquel día me dio por buscar asociaciones y el destino quiso que me fuera al desierto.
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