Hoy Ana nos cuenta su historia, su experiencia en el voluntariado y, más especialmente, en Marruecos. Nos pone la piel de gallina, sabe contar eso que tantas veces os hemos dicho que pensamos y que sentimos. Y os recomienda a todos a sentirlo.
Y es que poco a poco, hacéis que esto vaya siendo una gran familia...
Y es que poco a poco, hacéis que esto vaya siendo una gran familia...
"Algunas veces la vida
tiene extraños momentos en los que parece que todo se para y
aparecen las preguntas, preguntas como ¿qué estoy haciendo aquí,
en esta ciudad en la que vivo? ¿cómo he llegado hasta aquí? ¿es
realmente donde quiero estar? ¿estoy viviendo lo que quiero vivir? Y
ahora…¿hacia dónde? ¿permanezco, sigo, cambio, busco?
Supongo que todos os
habréis encontrado en esa situación en la que parece que el tiempo
te ha hecho recorrer un camino en el que te encuentras sin saber muy
bien cómo. Bien, en ese momento entendí que mi reflexión debía
ser más profunda, empezando a reconocer que los recuerdos y las
experiencias vividas son en realidad parte de nosotros mismos, de
nuestra identidad. Mis recuerdos, experiencias y aquello que iba a
aprender de cada una de ellas era lo más importante sobre mí, mis
aprendizajes, el legado que iba a dejar a los demás, la huella. Y
fue en ese momento cuando me di cuenta de que necesitaba más
experiencias, más recuerdos que atesorar, sentirme viva, hacer algo
por mí y por los demás.
Es así como me puse a
buscar y encontré la Asociación Amal Taznaqt y sus proyectos de
voluntariado para Semana Santa, y esta experiencia me ha dado más de
lo que nunca hubiera podido imaginar. Y sé que suena a tópico, pero
realmente llegas con una idea, con ganas de hacerlo todo, de ayudar,
de volcar tu alma en hacer miles de cosas, y te vas con la idea de
que ese alma se va a quedar ahí para siempre, porque vuelves siendo
realmente otra, porque este tipo de experiencias no son sólo un
voluntariado. Te das cuenta de que por el simple hecho de ser, y
estar en ese momento, un niño te coge la mano para que juegues con
él, para sentirse a tu lado. Y cuando lo miras y le brillan los ojos
y dibuja una sonrisa, ya no quieres nada más que estar ahí para
siempre y sentirte así siempre.
Muchas veces se ha
hablado de lo que te ofrece Marruecos, de lo que te sorprende, de las
cosas que te da, de cómo es. Yo no sé cómo es, quiero seguir
sorprendiéndome con cada uno de sus rincones, he ido muchas veces y
siento que no lo conozco, lo que sí hace es devolverme a un momento
que me resulta familiar, un momento en el que la gente se sienta a tu
lado, te pregunta, te escucha, te comprende, te abre las puertas de
su casa, te ofrece todo, te da amistad y amor, y te hace sentir parte
de una comunidad como si siempre hubieras pertenecido a ella.
Compartí
mi experiencia en Taznaqt con otros voluntarios a los que no conocía
y que ahora son parte de mi nueva familia, convivimos durante más de
una semana en una casa donde realizamos todo tipo de trabajos
colaborativos, preparando las actividades con los niños, en la
escuela, con la asociación de mujeres, y sobre todo compartiendo con
los coordinadores de la asociación su trabajo allí. Ellos me
transmitieron todo lo que aquí os cuento, y sobre todo de ellos me
sorprendió la sensibilidad que puede llegar a tener una persona para
dar, y para ofrecer todo lo que está en su mano para hacer sonreír
a un niño. Me han hecho descubrir que se puede ser feliz sólo con
proponértelo, que la voluntad es la que marca tu camino, que lo
importante es seguir tus sueños, buscarlos, y que si tú no puedes
sólo están los demás para ayudarte a conseguirlo.
Es una suerte poder
compartir esto aquí en un espacio de entendimiento y comprensión,
porque sé que todas las personas que están leyendo este blog, en
cierta manera, saben de lo que hablo, también lo han sentido. Hablo
de no querer volver, de quedarte en un lugar que es más casa que tu
casa, que quizás es más hogar, y en el que te sientes bien, en el
que eres feliz.
Es una suerte, como digo
poder contaros esto aquí, porque de verdad que es una experiencia
que hay que vivir, que hay que sentir, porque te devuelve
multiplicado por infinito lo que tú puedas ofrecer. Esta experiencia
me ha marcado, me ha tocado muy fuerte y muy dentro del corazón, un
espacio que tenía encerrado bajo llave y que ahora está abierto
para seguir sintiendo, para seguir ofreciendo, porque como decía
Eduardo Galeano, el mundo consiste en un mar de fueguitos: “Algunos
fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la vida
con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se
acerca, se enciende”. Espero que muchos de vosotros os
atreváis a mirarlos de cerca, a acercaros y encenderos de ese fuego
tan grande que ofrece Marruecos y su gente."
Si queréis información
sobre los programas de verano de la Asociación Amal Tazqnat, podéis
encontrarla en este enlace:
http://www.amaltaznaqt.org/espa%C3%B1ol/verano/
Ana Sánchez.
PD: Si tú también quieres contarnos tu historia no tienes más que enviarnos un correo a estheryaneprisa@gmail.com
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