sábado, 27 de junio de 2015

El Alquimista y el desierto

Y que la felicidad podría ser encontrada en un simple grano de arena del desierto, como ya había dicho el Alquimista.

"Cada hombre sobre la faz de la Tierra tiene un tesoro que le está esperando", dijo su corazón.
"Nosotros, los corazones, acostumbramos a hablar poco de estos tesoros, porque los hombres ya no quieren encontrarlos.  Sólo hablamos a los niños. Después, dejamos que la vida encamine a cada uno en dirección a su destino.

Pero, desgraciadamente, pocos siguen el camino que les ha sido trazado y que es el de la Historia Personal, y de la felicidad. Les parece que el mundo es una cosa amenazadora, y por esto el mundo se convierte en una cosa amenazadora.
Entonces nosotros, los corazones, vamos hablando cada vez más quedo pero no nos callamos nunca. Y procuramos que nuestras palabras no sean oídas: no queremos que los hombres sufran porque no siguieron a sus corazones".

¿Por qué los corazones no les dicen a los hombres que deben continuar siguiendo sus sueños? Preguntó el muchacho al Alquimista.

"Porque, en este caso, el corazón es el que sufre más. Y a los corazones no les gusta sufrir."

El muchacho entendió a su corazón a partir de aquel día. Pidió que nunca más lo dejase. Pidió que, cuando estuviese lejos de sus sueños, el corazón apretase en el pecho y diese la señal de alarma. 


EL MUCHACHO JURÓ QUE SIEMPRE QUE ESCUCHASE ESTA SEÑAL, TAMBIÉN LA SEGUIRÍA.


Marruecos 2010

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