domingo, 15 de marzo de 2015

Lo mágico de los zocos

¿Quién de los que han visitado Marruecos no ha quedado asombrado por los zocos? ¿Quién no ha experimentado la sensación de pasar por un puesto de especias y quedarse prendado por el aroma, girar la esquina y encontrarse de golpe con el olor tan fuerte de la carne? Pues bien, hoy os queremos hablar un poquito de todo esto :)

La palabra zoco, souken en árabe, significa “gran desorden” y en buena parte así es. Como ya sabréis, los zocos son los mercadillos tradicionales de los países árabes. Suelen ser laberintos de callejuelas llenas de puestos, donde comprar todo tipo de ropa, especias, comida, artesanía, productos típicos... Te encuentras con curtidores, especieros, perfumistas, ancianos que cantan... que sacan sus pertenencias en las mil tiendecitas de este laberinto. Laberinto en el que es fácil perderse, muy fácil.  Pero así es mejor, te dejas llevar por los aromas, sabores y colores, por los saludos de los vendedores... 




Toda ciudad árabe tiene su zocoEn general se celebran al aire libre y con frecuencia, tienen lugar en un determinado día de la semana. Los zocos, tradicionalmente, no han sido sólo lugares de compra y venta, sino espacios centrales de la vida social. En el zoco se compra, se vende, y dicen que se hacen y hacían tratos y acuerdos de todo tipo. 





Todo es muy real, autentico. Los colores de las pilas de verduras frescas, de las especias extendidas  en barreños de plástico, de los dátiles y los higos secos. El color de las djellabas de las mujeres. Las preciosas telas colgando. El paraíso de los abalorios y de la bisutería, de los colgantes, de los pendientes, de las pulseras.. 











Las voces de los vendedores con su repertorio de frases tales como "bueno bonito barato amego", "mas barato que en Andorra", "Mejor que en Mercadona", "Español?, Madrid o Barcelona?", e interminables más que te dirán. Al principio, y si te ven muy turista, intentaran colártela con un precio desorbitado, al fin y al cabo ellos se ganan la vida vendiendo, y si cuela, cuela. Aun así acabaras consiguiéndolo infinitamente mucho más barato que el primer precio. Ya sabéis, aquí el regateo es algo obligatorio. A veces puede llegar a ser cansino, pero si te lo tomas con humor puedes convertirlo en un rato divertido, en un té compartido, unos ritmos de tambores o una buena conversación.






Nuestro mercado, el más familiar, y el que más nos gusta es el de Rissani. No por ser el más bonito que hayamos visto, ni el más grande, pero nos parece el más autentico. Supongo que sobre gustos no hay nada escrito, y puede ser porque le hayamos cogido cariño. Pero nos quedamos con este. 

Para quienes no sepáis, Rissani es es la capital del Tafilalet, en el sur de Marruecos, cerca de nuestro querido desierto. Este poblado hace siglos, fue la primera ciudad imperial de Marruecos. En su mejor época era un importante centro de caravanas que unían Sudán, las minas de Sal de Gao y las poblaciones del sur de Mauritania. El mercado del que os hablamos está abierto cualquier día, pero los días de mercado y por lo tanto los mejores para ir son los domingos, martes y jueves. Como os decíamos, este es un Marruecos muy interesante, auténtico, al que merece la pena ir, más allá de Marrakech, deja un poco de lado el turismo.


Huele a comino. A cuero. A veces huele mal, otras muy bien. Es bullicioso. Miles de especias de todos los colores. El señor que canta mientras, sentado, te invita a té. Vas caminando y lo haces entre burros, bicicletas, pequeñas carretas, hombres tomados de la mano, mujeres discretas... 





“Muere lentamente quien no viaja, ni lee, quien no sueña, quien no confía, quien no lo intenta”. 

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